Un año más la procesión de la Esperanza volvió a sacar de sus casas, a cientos de lucenses, muchos de ellos subidos al adarve de la muralla para verlo todo desde la altura de un escenario privilegiado.
Puntualmente, a las ocho y media, salió la procesión de A Nova e inició su recorrido por la plaza de Anxol Fernández Gómez, Campo Castelo, Ronda da Muralla, Bispo Aguirre, fondo de la Praza Maior, Conde Pallares, Santo Domingo, Raíña, Praza Maior (delante del ayuntamiento) y, de nuevo, la plaza de Anxo Fernández Gómez. Allí concluyó con el emotivo cántico de la Salve Marinera a cargo de la banda de la Armada en Ferrol, que también amenizó parte de la procesión por momentos con algunas de sus marchas habituales.
Pero no solo vino la banda, como otros años también estuvo en Lugo una amplia representación de la Armada (en este caso, con el almirante jefe a la cabeza, Manuel Garat) y formada por los gastadores, los oficiales y la Compañía de Honores. Siete gastadores -tres de ellas mujeres- acompañaban a La Esperanza, adornada este año con rosas y liliums blancos.